Aunque sus enfurecimientos han causado no pocos problemas a las personas que han habitado Alcaudete, la existencia de esta población no se podría entender sin el río que ha bañado sus orillas, al tiempo que dado de beber a las gentes y huertas de esta villa durante centurias. Este es un claro ejemplo de reciprocidad entre geografía e historia. Aportamos este pequeño estudio sobre esta jareña arteria fluvial (pinchando en el enlace situado en la parte inferior), no si antes dejar este pequeño poema como muestra de agradecimiento a su generosa aportación.

Sangre jareña

Donde las telúricas nervaturas

dividen cuencas antaño fronteras,

una sierpe de plateada bordura

camino al septentrión parte ligera,

dejando frescos de bella factura.

Tatuada antes de llegar nuestra Era,

secciona hídricamente ígnea armadura,

directa a irrigar la feraz llanura.

Puente sobre el Jébalo