Una torre fue mi cuna

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Un académico en la Catedral de la Jara

A inicios de diciembre  del año 1878, el matrimonio Mansi-Bonilla hacían entrega al párroco de la Catedral de La Jara una imagen que simbolizara “los dolores de María santísima[1].  Aunque la figura sacra a la que se hace referencia merecería un amplio y detallado artículo, en este caso se centrará la atención en el presbítero al cargo de la parroquia jareña en aquel momento.

Inocente Hervás y Buendía había nacido en la localidad de Torralba de Calatrava en 1842. En 1856 iniciaba sus estudios en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza. Un par de años después se ingresaba en el Seminario de la Ciudad Imperial, donde permanecería hasta obtener su licenciatura en Sagrada Teología en agosto de 1866. En septiembre de 1868 era ordenado sacerdote, y al verano siguiente era destinado como capellán director del Hospital Provincial de Ciudad-Real. Poco después, en noviembre era enviado como coadjuntor a la parroquia de Campillo de la Jara, donde permanecería hasta su traslado a Lucillos en 1873[2], y  posteriormente a Alcaudete, donde aparecen registros bautismales oficiados por el futuro acádemico hasta julio de 1879 (en los que ya se denomina a sí mismo como cura propio de Granatula, pero al cargo de la parroquia jareña)[3].

En Granátula comenzó a ejercer más directamente su afición a los restos del pasado y a la literatura participando en la restauración de la iglesia de la Virgen de Zuqueca (antigua Oreto). Años más tarde arreglaba y catalogaba el archivo de la parroquia de Moral de Calatrava (donde estuvo destinado entre 1883 y 1892), así como los más de 400 volúmenes la biblioteca que poseía. Labor similar llevaría a cabo en la iglesia de S. Pedro (Ciudad Real), poco antes de que entrara el siglo XX. Por estas fechas ya era académico correspondiente de la Academia de la Historia y vicepresidente de la Comisión de Monumentos de Ciudad Real. Fruto de esta labor serían obras sobre restos prerromanos (Memoria sobre la Motilla de Torralba, 1899) o los dos volúmenes del Diccionario histórico, geográfico y biográfico de la provincia de Ciudad Real (publicados en 1890 y 1899)[4].

La erudición de este clérigo era señalada por Abraham Madroñal a inicios de la década de los 90 del siglo pasado, en el estudio que llevó a cabo acerca del maestro Jiménez Patón[5].

En definitiva, un personaje de una envergadura intelectual que encaja bien con la histórico-artística de la Catedral de la Jara, que la parroquia de nuestra villa tuvo el privilegio de alojar en el siglo XX.

[1] Archivo Parroquial de Alcaudete de la Jara (APAlc), Libro 13 de registros bautismales, págs. 3 y 3 dorso.

[2] RÁMIREZ DE ARELLANO, R., Al derredor de la Virgen del Prado. Patrona de Ciudad Real, Ciudad Real, Imprenta del Hospicio Provincial, 1914, págs.

[3] APAlc, Libro 13 de bautismos, partida núm. 91. (Aniano de Tena y Alonso).

[4] RÁMIREZ DE ARELLANO, R., ob. cit., pág. 224-225.

[5] MADROÑAL DURÁN, Abraham, “Una autobiografía inédita del maestro Jiménez Patón”, Boletín de la Real Academia Española, Tomo 73, Cuaderno 260, 1993, págs. 553.

Firma

Firma y sello de la parroquia de Alcaudete  de la Jara. Fuente: Archivo Parroquial de Alcaudete de la Jara, Libro 13 de bautismos.

Jacinto Bonilla. Un político y literato surgido de Alcaudete

Escritor y político de origen jareño, era hijo de Ángel Bonilla, hermano de Laureano y Encarnación, y estaba emparentado con Ángel y Rufino Mansi[1]. El solar sobre el que dio sus primeros pasos sería una de las puertas de entrada a La Jara desde Talavera, lugar al que vería convertirse en villa a inicios de la centuria siguiente.  Él mismo así lo indica en el poema (Despreocupación) Biografía del autor[2]:

 

Después del año 40

y antes del 42,

nací, sin darme yo cuenta,

“porque así lo quiso Dios”.

Era 16 de agosto

cuando a las 4 del día,

mi madre, en cuarto angosto

a luz me dio ¡fausto día!

Mi pueblo…”míralo y vete”

en invierno un poco frío:

Está en la Jara “Alcaudete”

es muy caliente en estío…

 

Desde Alcaudete partió a Madrid, donde estudió bachillerato, para posteriormente matricularse en Leyes en la universidad. Allí conoció a figuras que van a tener una relevancia considerable en la política nacional, como Francisco Silvela o el conde de Toreno[3].

Tras los convulsos años de estudiante se asienta en Talavera de la Reina y contraerá matrimonio con María del Carmen Cabezas de Herrera, con quien no tuvo descendencia[4]. En esta villa inauguraba en 1866 la sociedad El Fomento de las Artes, reflejo de su creencia en la necesidad de extender la enseñanza y fomento de lo que consideraba una correcta formación de los artistas[5].

En el aspecto político, en 1867 era el concejal que se encargaba de los “Paseos y bomberos” y, a pesar de los cambios que se produjeron tras la Revolución de 1868 (que derrocó a Isabel II), Jacinto Bonilla siguió desempeñando labores dentro de la corporación municipal talabricense, llegando a ser alcalde en 1874. Entre 1871 y 1884 fue elegido por dos veces como diputado provincial[6].

En 1898 le tocó vivir en primera persona un episodio de revuelta que se produjo en Ciudad de la Cerámica. A inicios de este año se producía una paralización en un sector agrícola apenas tecnificado, que además era principal fuente de ingresos y de ocupación para las gentes de Talavera (el 53,23% de la población activa en 1901). Ante la falta de soluciones por parte de las autoridades locales y el rumor del aumento del precio del pan, se produjo una alteración que tuvo su origen en las protestas de un grupo de mujeres talabricenses, que se transmitió posteriormente al resto de la población. Ante estos hechos la clase política de Talavera ve amenazada su posición, y tratarán de distanciarse de la población, así como aportar propuestas renovadoras. Jacinto Bonilla, además de dedicar una composición poética a estos hechos, propuso la creación de dos mercados: uno el primer día del mes y otro el quince[7].

Fue un claro impulsor de la cultura en Talavera. En 1892 participó en el Congreso Literario Hispano-Americano organizado por la Asociación de Escritores y Artistas Españoles que se celebró en Madrid, perteneció a la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, a la Real Academia “La Estrella de Italia” y a la Asociación de Escritores y Artistas de Madrid, a la que representó en un concurso literario en Amberes en 1895, siendo recibido a su vuelta en Madrid por don Emilio Castelar, entre otros[8].

Es de destacar su labor en la conmemoración de personajes y hechos históricos, punto este en el que confluyen su pensamiento liberal y su afán por impulsar la cultura. Tuvo un papel destacado en la revalorización de la figura del Padre Juan de Mariana (proceso en el que también participaron personajes vinculados a Alcaudete como Rufino Gómez o Ángel Mansi). En esta iniciativa aparece como diputado provincial, en la circular que se envió a nivel nacional a diferentes instituciones con el fin de recaudar fondos. Del mismo modo participó en el certamen literario celebrado con motivo de la inauguración de la estatua en honor a este jesuita[9].

Fue director y propietario del semanario El Eco Talaverano en su segunda etapa (1881-1886), periódico que pretendía “la defensa de los intereses generales y con especialidad los de esta localidad: agricultura, ganadería, industria, literatura, ciencias y una sección de variedades o noticias”. En el ámbito periodístico colaboró con el Diario de Toledo, El Liberal (de Madrid), El Criterio (1904-1907), La Gota de Leche (1906) y La Batalla de Talavera (1909)[10].

En 1906 se sumaba a la creación del Ateneo Escolar que promovió Manuel Ginestal (director del semanario El Criterio). Dos años más tarde, proponía en el pleno del Ayuntamiento la celebración del primer centenario de la batalla de Talavera. A estas iniciativas se sumó la de promover una serie de conferencias en las Casas Consistoriales, que tenían como objetivo fomentar el debate de ideas y enriquecer intelectualmente a las gentes de Talavera[11].

Como literato, Pablo Rojas indica que marcó la prehistoria literaria del siglo XX en Talavera, en un contexto cultural más bien pobre sobre el que ejercerá como revulsivo. Sus poemas surgen de forma espontánea, mostrando una preocupación por la adaptación a los metros y estrofas mayor que la vinculación entre fondo y forma[12].

En los últimos años, a pesar de los problemas de pérdida de visión que padeció, siguió manteniendo un considerable nivel de actividad tanto en el aspecto intelectual, como en el político, faceta, esta última, en la que promovió la necesaria unión de la comunidad talaverana. Tras esta intensa vida política e intelectual, Jacinto Bonilla fallecía en 1916 en su domicilio, situado en la actual calle San Francisco[13].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1]     ROJAS, Pablo, “Un escritor y político talaverano de la Restauración: don Jacinto Bonilla y Sánchez, Alcalibe. Revista del Centro Asociado de la UNED “Ciudad de la Cerámica”, Talavera de la Reina, 2003, núm. 3, pág. 229.

[2]Mostrar el agradecimiento a Pablo Rojas, por su valiosa ayuda en la localización de los textos poéticos trascritos en este artículo.

[3]     Rojas, 2003: 231.

[4]     Rojas, 2003: 231.

[5]     Rojas, 2003: 231.

[6]Rojas, 2003: 230-233.

[7]DÍAZ DÍAZ, Benito, “La protesta popular en Talavera: el motín del pan de 1898”, Cuaderna, 1998, Talavera de la Reina, núm. 1, pp. 76-89; Rojas, 2003, pp. 234-235.

[8]Rojas, 2003: 233-234; SANGUINO FERNÁNDEZ, Julio F., Un siglo de luces y sombras en la prensa talaverana (1842-1936), Excmo. Ayto. de Talavera de la Reina, Talavera de la Reina, 2009, pág. 26.

[9]PEÑALVER RAMOS, Luis Francisco, El monumento al padre Juan de Mariana. Historia de un proceso: 1866-188 (Eugenio Duque), Excmo. Ayto. de Talavera de la Reina, Talavera de la Reina, 1996, págs. 43, 45, 59, 83 y 144.

[10]DÍAZ DÍAZ, Benito, Talavera durante la Restauración (1875-1923). Política, economía y sociedad, Excmo. Ayto. de Talavera de la Reina, Talavera de la Reina, 1994, p. 91; Sanguino Fernández, 2009: 25-26 y 438.

[11]ROJAS, Pablo, “Un escritor y político talaverano de la Restauración: Don Jacinto Bonilla Sánchez (1841-1916), Alcalibe. Revista del Centro Asociado a la UNED “Ciudad de la Cerámica”, UNED, Talavera de la Reina, 2003, págs. 233-236.

[12]Rojas, ob. cit., 2003, pág. 237.

[13]Rojas, ob. cit., 2003, pág.s 236-237.