Una torre fue mi cuna

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Nuestra historia

OLYMPUS DIGITAL CAMERAComarca de la Jara. Definición etimológica y marco geográfico

El término Jara deriva del árabe Sa ‘ra o Chá ‘ra, significa “mata o breña”, y por extensión aquellas tierras cubiertas de este tipo de planta arbustiva. Aunque el significado más apropiado es el de “inhóspito, despoblado, desértico”. Nombre que le pusieron almorávides y almohades (ambos para J. Sánchez Jairo1, y estos últimos invasores musulmanes para el profesor Jiménez de Gregorio2) al recorrer estas tierras.

Se trata de un espacio que ha ido mermando en el tiempo, pero que en el siglo XI abarcaba desde el Tajo al Guadiana, latitudinalmente, y desde Las Guadalerzas (en Los Yébenes) hasta la Sierra de Guadalupe en sentido longitudinal. En 1246, Fernando III el Santo segregará lo que es más o menos la comarca de los Montes de Toledo. Su hijo Alfonso X el Sabio, menciona esta comarca como Xara, en una donación que hace al juez Velasco Velasquez de Ávila.

A estas separaciones le seguirán en el siglo XIV, los territorios de Valdepuesa y Las Villuercas. A este territorio, que se le denominó Alijar, Montes de Talavera o La Jara, se le volverá a mermar en la división territorial de 1833, cediendo parte a las provincias de Ciudad Real, Badajoz y Cáceres.

Don Fernando Jiménez de Gregorio, diferencia entre Jara Baja (en la que está Alcaudete), Jara Alta (al sur) y Jara Media (al oeste).

Nuestra manera de hablar

La Jara es un territorio lingüístico de interés, y aporta materiales de cierta importancia para la dialectología. En las diferentes hablas se aprecia un parentesco con las variedades rurales, en algunos aspectos fonéticos y morfosintánticos (como el artículo presentador de nombres propios, en estos últimos)3.

En el caso de la relación con las variedades hispanas occidentales, en la fonética, la influencia es poco notable, considerándose procedente de esta zona el cambio de l y r cuando se encuentran como trabantes, esto es palpable en expresiones como praza [plaza] o platicante [practicante].

Las influencias meridionales son más visibles en el aspecto fonético, como la palatización de la a final (que puede abocar como e), aspiración del consonantismo implosivo, en especial de la s [omisión en determinadas sílabas, muy dado en los nombres en plural], caída de la d intervocálica y aspiración del fonema /x/ [equivalente a la grafía j]. También lo podemos apreciar en el léxico el influjo sureño, en términos como alicate (buscavidas), u orilla (tiempo atmosférico).

Debido al aislamiento geográfico han pervivido determinados arcaísmos, como la aspiración de la f -latina-, también visible en Andalucía, Extremadura y la región leonesa. Esta misma razón sirve como explicación igualmente a la vocalización del consonantismo implosivo.

El nombre de Alcaudete

Situado en la denominada Jara Baja, se trata de uno de los pueblos de esta comarca con mayor atractivo para el asentamiento desde época prehistórica, por su cercanía al río, además en una zona vadeable, así como por la fertilidad de la tierra de sus terrazas fluviales.

Debe su nombre probablemente a la presencia de algún manantial en la zona, como nos lo afirma el profesor J. De Gregorio, quien cita: Fuente, Fuentes y Fuente de la Zarza4. El origen, nos comenta el mencionado autor, puede estar (según Oliver Asín), en la expresión latina CAPVT AQUA (para Sánchez Jairo CAPUT AQVAE), que los romanos utilizaban en el norte de África con el significado de “manantial, fuente”. La arabización de esta expresión es Qabdaq o Qadbiq, que al adaptarse al romance, resultaría Al-Qabdaq, más el sufijo colectivo latino -ETVM, denominado por Oliver Asín como abundancial. El resultado de este sufijo, la terminación en –ete, nos hace referencia a los orígenes mozárabes del término. Otra interpretación, afirma que su origen está en el colectivo de CAPVT, CAPITETVN, que significaría “conjunto de cabezos, cerros o montecillos”. Los mozárabes habrían añadido el artículo al– y habría interpretado el sufijo como –ete. Aunque no está claro que el mencionado sufijo tenga los orígenes explicados, ya que podría ser una adaptación en t al romance del árabe q, con la adición de una e, por posible analogía con el sufijo -ete, variante de ITTVM, ya documentada en esta época5.

Aparece mencionado por primera vez en el Libro de la Montería de Alfonso XI, como Alcaudete y Alcabdete.

Hecha esta sucinta alución a los posible orígenes de la toponimia que compone el nombre de nuestra localidad, añadimos una serie de enlaces en los que se puede leer y descargar una serie de documentos en los que se hace un breve recorrido diacrónico por la historia de nuestra localidad.

Recopilación de datos históricos realizada por D. Fernando Jiménez de Gregorio en la revista  Anales toledanos, publicada por la Diputación Provinicial de Toledo

Click to access 13.pdf

 

Descripción de Alcaudete, realizada en 1957 en dos números de la revista Provincia, publicada por la institución provincial mencionada anteriormente.

Click to access 1957_5.pdf

Click to access 1957_6.pdf

 

Sección del Excmo. Ayto. de Alcaudete de la Jara

http://www.alcaudetedelajara.es/index.php/ayuntamient/historia

 

1SÁNCHEZ JAIRO, Javier, Toponimia mayor de la tierra de Talavera, Ayuntamiento de Talavera de la Reina, Talavera de la Reina, 1999, pp. 21-23.

2 JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando, Comarca de La Jara, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Diputación Provincial, 1982, pp. 5-15.

3PAREDES GARCÍA, Florentino, El habla de la Jara. Los sonidos, Universidad de Alcalá, ISBN: 84-8138-456-9

4JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando, La Villa de Alcaudete de la Jara. Notas para su geografía e historia, Asociación recreativo-cultural “El Torreón”, 1983, p. 56.

5Ibídem 1.

Relación de corporaciones municipales en Alcaudete de la Jara entre 1908-1927

Entre las fechas citadas en el título de este epígrafe, se producía en nuestro país el agotamiento del sistema canovista conocido como Restauración, y el intento de crear un Estado corporativo (en consonancia con lo que estaba sucediendo en otras zonas del Viejo Continente) por parte del directorio militar que Miguel Primo de Rivera encabezó.

Mientras tanto, en nuestra localidad se sucedían una serie equipos municipales, encargados de dirigir la vida política alcaudetana del momento. Aportamos algunos de ellos en función de la documentación oficial de la época.

 

 

Relación de corporaciones municipales en Alcaudete de la Jara entre 1908-1927[1].

 

Componentes a día 25 de enero de 1909

Alcalde: D. José Gómez Granda.

Primer Teniente de Alcalde: Olegario Eugercios Bonilla.

Segundo Teniente de Alcalde: Nicolás Salas Recio.

Síndico: Victoriano Farelo Valero.

Interventor: Justiniano Cepeda Gutiérrez.

Concejales: Esteban Juárez Alonso, Isidro Muñoz Alfonso, Nicasio Chico Torrejón e Hipólito López Íñigo.

 

Componentes a día 1 de enero de 1910

Alcalde: José Gómez Granda.

Concejales: Nicolás Salas Merino, Julián Fernández Villalba, Cándido Pineda Herrera, Lorenzo Salas Merino, Juan Manuel Bonilla Abad, Luciano Gómez Domínguez, Isidro Muñoz Alfonso, Eugenio Montemayor Turnez y Francisco Malagón Rodríguez.

Secretario: José del Pino

 

Componentes a día 21 de enero de 1912

Alcalde: José Gómez Granda.

Concejales: Nicolás Salas Merino, Jorge Martín Gutiérrez, Francisco López de los Hoyos, Pablo Cajas Aguado, Isidro Muñoz Alfonso y Marcelino Salas Eugercios.

Secretario: José del Pino

 

Componentes a día 1 de enero de 1913

Alcalde: José Gómez Granda.

Concejales: Nicolás Salas Merino, Jorge Martín Gutiérrez, Francisco López de los Hoyos, Pablo Cajas Aguado, Marcelino Salas Eugercios, Federico Nieto Gutiérrez, Leoncio Labrador García, Jerónimo Labrador García Félix Luna Malagón.

Secretario: Martín del Pino.

 

Componentes a día 1 de enero de 1915

Alcalde: José Gómez Granda.

Primer Teniente de Alcalde: Nicolás Salas Merino.

Segundo Teniente de Alcalde: Jorge Martín Gutiérrez.

Regidores (sic): Francisco López de los Hoyos, Pablo Cajas Aguado, Marcelino Salas Eugercios, Federico Nieto Gutiérrez, Leoncio Labrador García, Jerónimo Labrador García y Félix Luna Malagón.

Secretario: Martín del Pino.

 

Componentes a 1 de enero de 1920

Alcalde: Julián Fernández Villalba

Concejales: Jorge Martín Gutiérrez, Cándido Pineda Herrera, Arturo Méndez Martínez, Eduardo Farelo Valero, Eustasio Espinosa Cerro, Félix Luna Malagón, Pablo Cajas Aguado, Antonio Dapica Mora y Nicolás Salas Merino.

Secretario: Demetrio Muñoz.

 

Composición del ayuntamiento a día 20 de agosto de 1920[2] (acorde al acto de constitución del mismo, por la inclusión de los concejales electos).

Alcalde: Adolfo Ángel Gómez Corral.

Primer Teniente de Alcalde: Francisco Gómez Granda.

Segundo Teniente de Alcalde: Arturo Méndez Martínez.

Regidor Síndico: Francisco Alfonso Gómez.

Regidor Interventor: Antonio Miguel Calderón.

Secretario: Serafín Díaz.

 

Corporación a día 10 de enero 1925

Alcalde “accidental” (sic): Antonio Bereguer Donaire. No obstante a 16 de enero firmaba como tal Atilano López (BOPT 05-01-1925).

Concejales: Julián Fernández Villalba, Nicolás Salas Merino, Jorge Martín Gutiérrez, Eufrasio Rico Pino, Justiniano Calderón Farelo, Félix Luna Malagón, Ángel Muñoz Luna.

Antonio Gonzalo Gutiérrez y Quiterio Flores González (depositario de los fondos municipales).

Secretario: Serafín Díaz.

 

Corporación a 1 de enero de 1926

Alcalde: Julián Fernández Villalba.

Concejales: Antonio Berenguer Donaire, Nicolás Salas Merino, Jorge Martín Gutiérrez, Eufronio Rico Pino, Justiniano Calderón Farelo, Pablo Cajas Aguado, Antonio Gonzalo Gutiérrez, Claudio Plaza Gutiérrez y Quiterio Flores González.

Secretario: Serafín Díaz.

 

Corporación a 1 de enero de 1927

Alcalde: Julián Fernández Villalba.

Concejales: Antonio Berenguer Donaire, Nicolás Salas Merino, Jorge Martín Gutiérrez, Eufrasio (sic en el BOPT, puede tratarse de un error en este boletín o en el anterior) Rico Pino, Justiniano Calderón Farelo, Pablo Cajas Aguado, Antonio Gonzalo Gutiérrez, Claudio Plaza Gutiérrez y Quiterio Flores González.

Secretario: Serafín Díaz.

 

 

[1] Fuente: Archivo de la Diputación Provincial de Toledo, Boletines Oficiales de la Provincia. En algunas de las corporaciones como se puede ver hay menos componentes. Esto es debido a que en determinados listados aparecen varios puestos de concejales como vacantes.

[2] En el BOPT revisado (17-09-1920), se nos afirma que la comisión encargada de la Instrucción Pública en nuestra localidad (la cual se ocupaba también de la Beneficencia, la Sanidad y las Funciones y Festejos) estaba compuesta por los concejales Arturo Méndez y Francisco Alfonso.

El Torreón

Se trata de probablemente del vestigio más longevo del casco urbano de la villa. Un posible origen puede estar en el siglo X, cuando el califa Abd-al Rahman III impulsa un sistema defensivo consistente en la instalación de una serie de edificaciones como la Torre de Castellanos (Casa de la Torre), la de Ben Cachón (Mecachón) y la que se encuentra en el centro de Alcaudete. El profesor Jiménez de Gregorio menciona a un general y arquitecto del califa llamado Durri, que en el 936 visita (por mandato de este) las torres y fortalezas situadas entre Atienza y Talavera (Medina Talabira, en la Marca Media), con el objetivo de repararlas y consolidar su función bélica. Por su parte, César Pacheco, haciendo referencia a las torres que hay en el alfoz talabricense indica que la mayor parte pudieron ser edificadas durante las taifas, siendo posteriormente remodeladas por cristianos procedentes de diferentes puntos de Castilla. No obstante todas estas indicaciones no son sino meras hipótesis que requieren de una confirmación mediante estudios arqueológicos o históricos más profundos que nos dessvelen sobre el posible origen emiral, califal, taifal, o, quien sabe, incluso anterior a esta etapa del Medioevo a la que tradicionalmente se ha atribuido.

Es un vestigio clave para entender tanto la fluctuación fronteriza medieval que caracterizó a la zona hasta poco después de la batalla de las Navas de Tolosa (1212), como la posterior repoblación, al servir como elemento aglutinador en torno al cual surgirá probablemente uno de los núcleos que conformarán el actual hábitat concentrado que se corresponde con el municipio de Alcaudete de la Jara.

Al ser la primera localidad jareña respecto al gran señor territorial que fue Talavera de la Reina, no sería descabellado pensar que estamos ante la puerta de la comarca de La Jara (antiguos Montes de Talavera) y, por tanto, de la repoblación en esta zona situada al suroeste de la provincia de Toledo.

Contexto histórico

Durante los siglos XII-XIII habrá una serie de oscilaciones en los límites entre los reinos cristianos y los agarenos respondiendo a la coyuntura de la guerra entre musulmanes y cristianos. El empuje de estos últimos, liderados por Alfonso VI, llevará a la cesión del territorio jareño por parte de Al-Qadir al monarca castellanoleonés. En 1083 el rey que jurara en Santa Gadea conquista Talavera, llevándose a cabo la consecuente repoblación del territorio. No obstante, la invasión almorávide, deshace este primer intento repoblador. Buena parte de La Jara (exceptuando la zona septentrional) volverá a caer en manos musulmanas tras la derrota que infringieron las tropas de Abu Yaqub a las de Alfonso VIII en la batalla de Alarcos (1195).

En 1212, tras la victoria de los ejércitos de Alfonso VIII en las Navas de Tolosa la situación se irá estabilizando. Hay que entender que las diferentes formas de repoblar el territorio dieron como resultado un conjunto de modelos diversos, tanto en lo referente a la repoblación, como en el control de las zonas ocupadas. De esta manera el espacio controlado por Talavera tendrá una serie de puntos defensivos, equipados con torres, que servían de avanzadilla táctica, muy importante, sobre todo en el inestable siglo XII.

Estas estructuras formaban una red jerarquizada con funciones diferentes. Mientras las atalayas tenían carácter exclusivamente militar, las torres añadían a su función defensiva la económica, concretamente la explotación agropecuaria de las tierras en las que se insertaban, entre las que se encontraban los cortijos, modelo adoptado por la influencia de los mozárabes (cristianos que se habían quedado en las zonas ocupadas por los musulmanes) que se desplazaron desde la zona andaluza hasta tierras jareñas.

La mayor parte de estas torres se encuentran en zonas elevadas en las Tierras de Talavera (como son los casos de Segurilla, Mejorada, Cardiel o Cerro de San Vicente). Pero el caso alcaudetano responde a otra tipología, la de aquellas situadas en las tierras fértiles surgidas en las riberas fluviales. Tanto esta torre, como la situada en la finca Casa de la Torre (también conocida como Torre de Castellanos), se ubican en la plana topografía que ha esculpido el Jébalo durante miles de años, posible indicio de su adscripción a la tradición musulmana peninsular de la almunia-torre taifal, que englobaría tanto la faceta agropecuaria (almunia) como la defensiva e incluso simbólica (torre). Dentro del objetivo estratégico ya mencionado se podría incluir el control de las vías de comunicación como factor que se sumó a la hora de decidir la construcción de estas estructuras. Estas funciones tendrían continuidad durante la repoblación cristiana, con las adaptaciones que exigían el nuevo contexto.

Aunque se ha señalado su probable origen andalusí, hay datos que indican que fue mandada construir por un noble talaverano de la familia Calderón, quien en 1372 dona la dehesa de Castellanos (donde ya existía una torre) al monasterio de Santa Catalina. Información esta que puede crear cierta confusión a la hora de interpretar su origen, pero que debe servir de estímulo a la indagación sobre el mismo, con el fin de aclararlo.

En las Relaciones Topográficas de Felipe II se indica que en Alcaudete “no hay fortaleza ninguna sino es una torre antigua de piedra y cal...”, aludiendo que en ella se originó el núcleo urbano:

“…un cazador…se había allegado a una torrecilla como atalaya, que agora está en el dicho lugar hecha torre en una heredad o guerta de Hernán Duque de Estrada…y había hecho allí junto a ella una choza donde vivía, y que desde allí se había fundado el lugar…”.

Sobre el linaje de los Estrada, además de esta torre, que permanecerá en su poder hasta el siglo XVIII, cuando es donada al párroco de la localidad (Ventura Angulo) quedando como patrimonio perteneciente a la parroquia alcaudetana, gracias a Paula Alfonso sabemos que fueron propietarios también de la finca conocida como El Cortijo, dentro del término municipal de Alcaudete.

Descripción de la torre

Mide unos 18 metros de altura. Tiene planta cuadrada, de mampostería y mal labrados sillares en las esquinas. También se aprecian restos de un matacán (obra realizada en voladizo utilizada para vigilar y hostigar al enemigo) con su ladronera y algunas saeteras. En su parte norte, tiene un canecillo simple, otro de tres cuerpos al oeste, junto a otros dos triples perpendiculares al primero, en los que se apoya un arco ciego.

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Si se hace una lectura de su paramento en altura se diferencian fundamentalmente dos partes:

  1. La de época medieval se percibe en el muro de mampostería, compuesto por piedras más o menos regulares en las esquinas e irregulares en el resto del paramento, unidas por cal.
  2. Por encima de esta fase de construcción se sitúa otra en la que predomina el ladrillo, que se situaría cronológicamente en la Edad Moderna. En esta zona parecen diferenciarse dos estilos: uno en el que se combina la piedra y el ladrillo (de forma similar a la disposición del aparejo toledano), y otra, que se apoya sobre la anterior, en la que el molde de barro cocido es el predominante. Culmina en un tejado a cuatro aguas, estructura que seguramente sustituye al primigenio remate en almenas. En su interior tiene tres plantas, con cubiertas de bóvedas de arista apuntadas, una de ellas con chimenea.

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En el siglo XVIII el adquirida por el párroco del momento Ventura Ángulo (de ahí el nombre de la calle que pasa cerca de este monumento, momento a partir del cual queda adscrita al curato de Alcaudete de la Jara.

Dando un paso más hacia adelante en el tiempo, durante el siglo XIX, la conocida como “Torre del cura” resistirá a los empujes desamortizadores, concretamente al que protagonizó Pascual Madoz en 1855, debido a que, en las disposiciones legales dictadas a tal efecto, se exceptuaban los edificios destinados a la beneficencia e instrucción, casa de los párrocos con su huerta o jardín o bienes de las capellanías eclesiásticas que se empleaban para la instrucción pública, mientras viviesen sus dueños.

Se trata de un monumento único en la zona que, por la importancia histórica que lleva intrínseca, así como el símbolo de identidad que ha supuesto para las generaciones que se han ido alternando en esta localidad durante siglos, merece el cuidado y el estudio necesarios para que se valore, mantenga y nos permita seguir preguntándole como testigo del pasado que es.

Bibliografía empleada

  • ALFONSO SANTORIO, Paula: “Con la excusa de pagar al rey”. Alcalibe: Revista Centro Asociado a la UNED Ciudad de la Cerámica, 2013, núm. 13, p. 11.
  • JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando:

                – “Anales alcaudetanos”, en Anales toledanos XLIII, Diputación Provincial de Toledo, 2007, p. 316.

                 – “Castillos, torres y fortalezas de La Jara”, Boletín de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, núm. 16, 1957, p. 175.

  • PACHECO JIMÉNEZ, César, “La fortificación en el valle del Tajo y el alfoz de Talavera entre los siglos XI y XV”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval, t. 17, 2004, pp. 499-500.
  • VIÑAS Carmelo y PAZ Ramón (1578). Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II. Reino de Toledo, Madrid, 1951, Volumen I, pp. 66-53.
  • RUEDA HERNANZ, Germán, La desamortización, en España: un balance (1766-1924), Arco Libros, Madrid, 1997, pp. 52-61.

Estudios sobre nuestra parroquia

El templo parroquial de Alcaudete, conocido como la “catedral de La Jara” es un edificio cuyos muros acumulan varios siglos de antiguedad. Desde que en el siglo XVI D. Juan de Algarra, párroco del momento, impulsara el inicio de las obras que darían lugar al monumento que en la actualidad podemos contemplar.

Se trata de una construcción que absorvió buena parte de la centuria mencionada, prolongándose, probablemente en la siguiente (siglo XVII). Esta duración tiene su reflejo en las diferentes técnicas edilicias que se diferencia en este templo alcaudetano. De esta manera es reflejo de la transición entre el Gótico final peninsular a las nuevas formas renacentistas (palpable en la portada plateresca) e incluso a las que podíamos llamar manieristas (etapa final del Renacimiento) propiamente hispanas, en la línea del herrerianismo que se difundió por todo el territorio nacional desde la construcción del monasterio de El Escorial (estas formas son visibles en la torre campanario).

 Con el fin de colaborar a divulgar el conocimiento acerca de este bello e histórico templo dejamos unos enlaces a páginas en las que encontraremos más información sobre su pasado.

Sobre las iglesias de nuestra comarca

Click to access toletum02_jimeneziglesias.pdf

Click to access 04_toletum03_jimeneziglesias.pdf

Acerca del retablo

http://dialnet.unirioja.es/buscar/documentos?querysDismax.DOCUMENTAL_TODO=el+retablo+de+la+iglesia+de+alcaudete+de+la+jara

Estudio sobre Ventura Angulo, párroco de nuestra localida en el siglo XVIII

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3625532

Textos escritos por Clemente Villasante y el conde de Cedillo, lo cuales fueron publicados por la Real Academia de la Historia tras la propuesta del académico Elías Tormo

http://www.cervantesvirtual.com/obra/alcaudete-de-la-jara/

Los pastos en el Antiguo Régimen

Los pleitos por el disfrute de los pastos comunales fue una situación muy común en tiempos del Antiguo Régimen.
En el enlace podemos un pormenorizado estudio de la doctora en historia Paula Alfonso acerca de una de estas pugnas entre los concejos de Talavera de la Reina y Alcaudete de la Jara.

Click to access pagaralrey.pdf

La enseñanza en el pasado

La Historia de la Educación a nuestro juicio ha sido siempre una forma de reconocimiento hacia aquellos que han dedicado su vida a la enseñanza, así como una manera de demostrar que todo avance en este campo es siempre un beneficio para la sociedad. En el siguiente enlace se puede leer un artículo sobre las las infraestructruras inauguradas en la jareña localidad de Alcaudete en 1927. En ellas se puede apreciar un ápice de lo indicado, concretamente en el logró de la edificación de unas instalaciones nuevas, que, si bien no tenían la frescura y la idealización que las del primer proyecto, sí que se pueden ver como un avance más en las condiciones de docentes y educandos.

La desamortización

Los procesos desamortizadores que tuvieron lugar en nuestro país durante la centuria decimonónica, sirvieron para consolidar las nuevas élites económicas y políticas, más conocidos como los liberales. Estos, que vinieron a reemplazar en buena parte a los anteriores estamentos dominantes en el Antiguo Régimen, vieron en la adquisición de tierras, que el Estado decidió liberar de las “manos muertas”, un refuerzo para la consolidación de su posición, además de una inversión segura.

La oportunidad de la realización de una reforma agraria, la cual ya estaba en la mente de algunos ilustrados españoles, y que, a su vez, hubiera permitido el surgimiento de una amplia clase media que vertebrara socialmente el país, quedó aplazada nuevamante. De esta forma, el carácter latfundista de la estructura agraria española (sobre todo en su mitad meridional), tuvo continuidad dentro del régimen liberal.

Aportamos el enlace a la primera parte de un pequeño estudio sobre estos procesos en la localidad de Alcaudete de la Jara (Toledo), publicado en la revista Alcalibe, editada por el Centro Asociado a la UNED en Talavera de la Reina.

http://www.uned.es/ca-talavera/publicaciones/alcalibe10/121-144.DesamortizacionMendizabalYEspartero.pdf

La siguiente publicación, basada en la reactivación de las desamortizaciones por Pascual Madoz, durante el Bienio Progresista (1854-1856), se puede encontrar en los números 18-19 de la revista Cuaderna, publicada por el colectivo de investigación histórica Arrabal (http://www.colectivoarrabal.com/).